Pues poquito a poco continúo la misión que me autoimpuse cuando compré mi actual PC y lo estoy mejorando paso a paso. Mi intención al llegar a 2022 era hacerme con una gráfica nueva para sustituir mi 2060 de 6GB, la cual preveía que iba a quedarse corta, pero viendo el estado actual del mercado yo diría que es bastante mala idea, así que me he lanzado a por mi segunda mejor opción: El almacenamiento.
A ver, estoy trabajando ahora mismo con un Ryzen R5 3600, eso significa que estoy limitado en lanes PCI y SATA, por lo que tengo que hacer algunos malabarismos para sacar todo el provecho posible a las posibilidades de ampliación de mi placa base.
Hasta esta misma semana, mi configuración de almacenamiento era la siguiente:
Disco de sistema: Western Digital Blue WDS250 G2
Un para nada mal SSD con dos pequeños problemas: Su tamaño y su interfaz. SATA y 250 GB no me resultaban atributos deseables cuando los compré y no me lo resultan ahora. No nos equivoquemos, me ha prestado un servicio excelente y Windows me iba como un tiro, pero nunca ha sido suficiente.
Disco de almacenamiento: Western Digital Blue WD20EZAZ
El sempiterno almacén. Un HDD de 2 TB que sustituyó a la RAID que tenía montada en mi anterior equipo. No excesivamente rápido pero sí muy fiable. Ha aguantado carros y carretas el cabrón.
Disco para juegos: Western Digital Black SN750
Esto ya es otra cosa ¿No? Un SSD PCIe donde almacenar mis juegos y ver cómo las pantallas de carga que duraban vida y media en los discos mecánicos pasaban a convertirse en un visto y no visto, pero este SSD se veía afectado por dos problemas:
- Sólo podía colocarlo en el slot secundario de mi placa base, ya que el principal era el único con interfaz SATA, por lo que su velocidad quedaba reducida a la mitad al disponer solamente de dos lanes PCIe
- 500 GB para juegos se queda cortísimo hoy día.
De modo que me he liado la manta a la cabeza y he atacado la hucha para hacer un pequeño cambio que le ha pegado un giro completo a mi equipo de sobremesa ¿Qué es lo que he hecho? Pues…
He añadido uno de mis componentes más codiciados: Un Samsung 980 con 1TB de capacidad.
Este SSD ha sustituido al SN750 como almacenamiento para juegos, mientras que este último se ha convertido en disco de sistema, destituyendo completamente al WDS250.
El SN750 sigue en su slot, mientras que el 980 aprovecha todas sus lanes en el slot donde antes se encontraba el WDS250 ¿El resultado? Creo que las velocidades hablan por sí mismas.
Aunque aún no he tenido la oportunidad de usar el 980 en su tarea designada, Windows 11 se mueve como pez en el agua en el SN750. En cuanto al disco almacén… ese se queda como está mientras dure su vida útil. Una lección a tener en cuenta cuando hablamos de almacenamiento en nuestro equipo, es que podemos ahorrar unos cuantos cientos de euros seleccionando el tipo de soporte según la función que cumplirá.
Si los discos duros mecánicos todavía tienen su hueco en el mercado es por una razón muy simple: Ofrecen altas capacidades a precios bajos, y llevan tanto tiempo almacenando datos que, mira tú por donde, se les da de puta madre.
Así que mi consejo de hoy es: Intentad no escatimar en almacenamiento. ¿Queréis que vuestro Sistema Operativo funcione lo más rápido posible? ¿Queréis reducir las cargas al mínimo? SSD, de ser posible PCIe – la diferencia de precios se ha reducido considerablemente en los últimos años. La ganancia en calidad de la experiencia es abrumadora.
Amiibola 